Cada cuerpo es diferente, especialmente si nos referimos a la forma del abdomen de cada persona. Aunque todos tengamos más o menos grasa localizada en esa zona, cada uno tenemos un tipo de barriga diferente, y por tanto, unos requisitos distintos para disminuirla. Si quieres saber qué tipo de barriga tienes y cómo combatir la grasa para conseguir un vientre plano, no dejes de leer el siguiente artículo:
Barriga por estrés
Éste tipo de abdomen suelen presentarlo personas muy responsables, perfeccionistas y trabajadoras. Personas que suelen saltarse comidas con frecuencia y abusan de las bebidas con cafeína y la comida rápida. El síndrome del colon irritable, así como la hinchazón abdominal provocada por el estrés y las malas digestiones son trastornos que también suelen acompañar a este tipo de personas.
Consejos para reducirla
Cuando sufrimos estrés, en nuestro organismo aumentan los niveles de cortisol y se reducen los de leptina, una hormona que nos ayuda controlar el metabolismo y regula la sensación de saciedad, lo que se traduce en unareducción del gasto energético y más ganas de comer. Alejarlo de nuestra vida es el primero de los objetivos que debemos conseguir.
Evita o reduce el consumo de bebidas con cafeína, realiza ejercicio físico con frecuencia y deportes que te ayuden a combatir el estrés y prevenir el insomnio, como el yoga o pilates. Asímismo es muy aconsejable que incluyas en tu dieta alimentos ricos en magnesio, como nueces, semillas y vegetales verdes.
Barriga de neumáticos
La barriga de neumáticos es la que caracteriza a las personas que llevan un estilo de vida poco activo. Personas con hábitos sedentarios que pasan gran parte del día sentadas, ya sea por motivos de trabajo o placer, realizan poco o ningún tipo de ejercicio físico y consumen alimentos azucarados y con un alto nivel de calorías. Además de en el abdomen, empiezan a acumular grasa en la zona de las piernas y caderas.
Consejos para reducirla
Lo primero que tenemos que hacer es cambiar nuestra dieta hacia una mucho más sana y equilibrada, donde predomine el consumo de verduras, frutas, pescados y cereales integrales, así como eliminar o reducir drásticamente el consumo de alimentos refinados como los pasteles, galletas, snacks fritos, salsas, refrescos y comida rápida.
Igual de importante es la actividad física, ya no sólo por perder barriga, sino por salud. Mantenernos dentro de nuestro peso ideal nos ayudará a prevenir enfermedades cardiovasculares y a sentirnos mejor con nosotros mismos. Realiza ejercicio físico con frecuencia, ya sea baile, bicicleta, natación o running, y combínalo con una sesión diaria de sentadillas y abdominales.
Barriga de embarazada
Como su nombre indica, este tipo de barrigas es común de las mujeres que acaban de dar a luz. Aunque es un estado pasajero que en unas seis semanas se recupera, no siempre vuelve al mismo estado original.
Descuidar la alimentación después del parto, volver a realizar inmediatamente deporte físico fuerte o el estrés por no recuperar el peso anterior, son hábitos que perjudican y nos impiden conseguir el abdomen deseado.
Consejos para reducirla
Para combatir este tipo de barriga es muy recomendable incluir en nuestra dieta alimentos ricos en ácidos grasos, como semillas de chía, aguacate, nueces o aceitunas y pescados con alto contenido en omega 3, como caballa, salmón, jurel, sardina o atún.
Combinar la buena alimentación con la práctica de ejercicios propios para fortalecer el piso pélvico nos ayudará también a conseguir aplanar el abdomen.
Barriga hinchada
Una de las más comunes. Este tipo de barriga suele estar plana a primera hora de la mañana y va adquiriendo volumen a lo largo del día debido a inflamación por gases o indigestión. Su aparición suele deberse a malas digestiones, intolerancias alimenticias o alergias.
Consejos para reducirla
Mejora tus hábitos alimenticios bebiendo más agua y aumentando la ingesta de alimentos ricos en fibra; favorecerás la digestión y contribuirás a mejorar el tránsito intestinal y eliminar toxinas del organismo.
Por otro lado, la hinchazón puede venir derivada de un desequilibrio en la flora intestinal, por lo que es recomendable aumentar también el consumo de alimentos pre y probióticos, como el yogur, kéfir, chucrut o miso.
Por último, es importante determinar si esta inflamación viene derivada de algún tipo de intolerancia alimenticia, como al gluten, levadura o lácteos, por lo que es recomendable que nos realicemos un análisis y eliminar de nuestra dieta los productos que nuestro cuerpo no tolere.