La leche, ¿es buena o mala?

La leche, ¿es buena o mala?

La leche, ¿es buena o mala? Esa es la pregunta que muchas personas se hacen hoy en día, tras el bombardeo de información sobre los perjuicios que causa este alimento. Y es que de la misma manera que cuando éramos pequeños no tomar leche era considerado irresponsable (si no no vas a crecer, si no te vas a poner malo), hoy parece que beber leche a diario puede causarte graves problemas digestivos y respiratorios.
Ni tanto ni tan poco. ¿La leche es indispensable? No, y si no te gusta, puedes conseguir calcio y otros nutrientes del resto de lácteos. ¿Es perjudicial? Tampoco, lo que ocurre es que hoy en día parece que está de moda propagar algunos mitos sobre la leche, como que engorda o que es poco digestiva.
¿Quieres saber la verdad sobre todos los mitos alrededor de la leche?
1. La leche no es un alimento sano
Quizás hayas escuchado que la gente que toma mucha leche tienen más osteoporosis que los que no la consumen (aunque de eso hablaremos más tarde), que se relaciona con enfermedades como la sinusitis y el asma en los niños, o que aumenta el colesterol.
Lo cierto es que la opinión mayoritaria de médicos y nutricionistas es que la leche es un alimento muy completo, con proteínas de alta calidad y una de nuestras principales fuentes de calcio.

2. Nuestro organismo no está preparado para digerir la leche tras la lactancia
Este es uno de los mitos que de peor humor me ponen, sobre todo cuando explican que no puede ser buena para nosotros porque está destinada a un animal más voluminoso y porque ningún otro animal consume leche tras la lactancia. ¿Hace falta que enumere todos los alimentos que los animales de forma natural no consumen y nosotros sí? Se trata de un argumento que de simple es casi insultante, ya que, básicamente, ningún otro animal se dedica a la actividad ganadera. Por otro lado, cuando ofrecemos leche de vaca a los animales domésticos la consumen sin demasiados problemas.
Es cierto que las personas que no consumen leche tras la lactancia pueden perder las enzimas para digerirla, pero esto ocurre únicamente si se deja de consumir. Las personas que consumimos leche toda la vida no perdermos esa enzima, y esa es la razón que explica que en los países nórdicos no exista prácticamente la intolerancia a la leche, y que en sitios como África pueda generar muchas más indigestiones.
3. La leche engorda
Se suele considerar como un alimento muy graso, pero aunque es verdad, también lo es que la leche ayuda a adelgazar. La leche resulta ideal para las dietas, ya que el calcio dificulta la absorción de grasa por el organismo. Eso sí, para que no engorde conviene tomarla desnatada.
4. La leche entera contiene más calcio.
La cantidad de calcio es prácticamente la misma en la leche entera, semidesnatada y desnatada, la diferencia es que tiene más grasa y más vitaminas A y D (esta última ayuda a absorver el calcio). En todo caso, cualquiera de las tres son las fuentes naturales de calcio más importantes de la dieta occidental.
5. La leche, en realidad, desgasta los huesos
Algunos profesionales afirman que la proteína de la leche crea un ácido que desgasta los huesos, produciendo osteoporosis.
Esta teoría es muy controvertida, y la opinión mayoritaria es que mientras los riñones funcionen bien, la carga ácida de los alimentos se compensa con una gran descarga de iones positivos de amoníaco en la orina, por lo que no habría ninguna pérdida de masa ósea.
6. Cada vez hay más gente alérgica a la leche
Para empezar debemos diferenciar entre la alergia a la leche y la intolerancia a la leche.
La alergia a la leche es una reacción del sistema inmunitario a las proteínas presentes en la leche y en cualquiera de sus derivados. Se produce también al tomar productos elaborados a base de leche, aunque lleven muy poca. La reacción puede afectar al aparato digestivo, a la piel, a las vías respiratorias o a cualquier otra parte del organismo. No se observa un aumento del número de personas alérgicas a la leche.
La intolerancia a la leche -a la lactosa-es una afectación de la mucosa intestinal que incapacita al cuerpo para digerir el azúcar de la leche. Esto es debido a la desaparición de la enzima lactasa en el organismo, que es la encargada de digerir la lactosa. Las molestias sólo afectan al aparato digestivo y ocurre únicamente con el consumo de leche, pero no de otros lácteos. Se calcula que alrededor de un 20% de la población española es intolerante a la lactosa, y es probable la cifra que esté aumentado. Como dejar de consumir leche puede provocar la desaparición de la enzima que la digiere, la disminución del consumo de leche (ya sea por su mala fama o por cambios en la alimentación) conlleva un mayor número de intolerantes a la lactosa.
7. No se puede mezclar con fruta
Es una creencia muy extendida que mezclar leche con fruta, o zumo de frutas, puede provocar un corte de digestión, pero no tiene ninguna justificación científica. Puedes ingerir fruta con la leche, antes o despues, no resulta malo en ningún caso.
Repito que con todo esto no quiero decir que la leche sea necesaria para la supervivencia ni mucho menos. Es posible estar sano y con unos niveles adecuados de calcio sin consumir leche, pero ésta no es un producto malo por sí, sino todo lo contrario. La mala fama actual de la leche no se ve refrendada en la mayoría de los casos por estudios serios, sino que se propaga a través de creencias infundadas y lugares comunes. Si te gusta la leche, no lo dudes, ¡estás tomando un alimento muy sano!

fuente:
www.vidasana.es

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